Carta escrita por dos nietas cuidoras pocos meses después de haber fallecido su abuela enferma como prueba de que la enfermedad no gana la batalla del amor.
La palabra Alz empleada representa a la enfermedad de Alzheimer. Titi era como cariñosamente llamábamos a la Lola de este proyecto.
» Querida Lola,
Hoy salió el sol después de muchas jornadas con lluvia y frío. Aprovechando esa estupenda sensación de calma, salí temprano hacia el centro de la ciudad, tal como tu hacías cuando trabajabas… Por el camino, vi como nuestras margaritas volvían a florecer, esas que tanto nos gustaban ver en nuestros paseos diarios de primavera y verano. Hasta hace pocos meses, cuando te decía -Titi*, no seas vaga. Vamos a ver las margaritas y a escuchar a los pajaritos! , te invadía una energía que descolocaba por completo hasta al mismísimo Alz*.
Mi Lola, pequeñita… hoy hace seis meses que te fuiste. ¡Cómo pasa el tiempo! Cuánto te echamos de menos, angel mío.
A todos nos sigue dando paz y fuerza pensar en ti, solo así conseguimos tener la esperanza suficiente para luchar en este mundo que ahora nos toca vivir sin ti. No quiero hablar de ese malvado Alz* que te acompañó esos últimos años de vida, me niego a darle más protagonismo en esta carta, ya tuvo bastante en su momento, verdad mi amor?
Siempre pedías a Dios que te llevase antes de padecer alzhéimer, y nos enfadábamos contigo: – No digas eso, que me enfado! porque con nosotras nunca te va a pasar nada malo. Gracias que Dios nos hizo caso a nosotras y nos dejó cuidarte. Créeme que damos gracias por ello, por haberte tenido todo este tiempo para despedirnos y para demostrar al mundo entero el amor infinito que nos tuvimos y no tendremos por siempre. Lo mejor de cuidarte todos estos años es que nos hizo mejor personas y nos mostró la fuerza interior que no sabíamos que poseíamos (incluída tú, angelito); así que no te agobies cuando pienses en ello desde el cielo… Lo mejor de nosotras, tus niñas, afloró gracias a ti. Contigo vivimos los mejores momentos de risas y locuras entre nietas y abuela, nuestra segunda madre. Contigo todo era amor y sonrisas, un apoyo incondicional que rozaba la mútua adoración¡
¡Qué grande eras! ¡Qué ganas de vivir irradiabas a quienes te querían! Te fuiste, demostrándole a Alz* que jamás podrá ganarte la batalla del amor, los últimos días fuiste capaz de llamarme por mi nombre, cuando hacía años que no eras capaz. Fuiste capaz de preguntar por tus hermanos fallecidos…cosa que nos dejó perplejas. Fuiste capaz de guiñarnos y abrirnos pícaramente tus verdes ojos cuando apenas tenías fuerza para levantarte tras meses de extrema seriedad. Te acordaste tu última semana de reír y quisiste decirnos tantas cosas que se te trababa la lengua…bueno, ya sabemos que era Alz* que ya empezaba a molestarse por tanto exceso, verdad? Siempre nos preguntamos qué era lo que nos querrías decir… Ahora, que el tiempo ha pasado, pensamos que quizás te estabas estabas despidiendo de todos. Te fuiste el día que quisiste irte, de eso no nos cabe la menor duda… tu ya sabes porque lo decimos, angelito, ya sabes que tu mamá te estaba esperando.
Bueno, pequeñita, que debíamos esta carta pública para un proyecto creado por ti: Lola Alzheimer. Sabemos que te sentirías orgullosa de que continuemos trabajando en desestigmatizar un poco más esta enfermedad. Hasta hoy no hemos sido capaces de hacerlo… sabes que aún todo está reciente y te echamos taaaaanto de menos! Oye, ¡cuídanos desde el cielo, dulce angelito! , cógenos de la mano para no tener miedo, porque a veces lo tenemos.
Y ahora, nuestro grito:
¡Una para todas, todas para una!
Tus niñas que te quieren.»