#DíaMundialdelalzheimer2017: Una larga batalla contra esta enfermedad

Día Mundial del alzhéimer 2017, cuando todo radica en la importancia de curar, a la vez que otros se sienten cuidados, protegidos y amados.

Le llamaban la guerra de los 5, 10, 15 o 20 años… Y así, como millones en el resto del mundo, fue nuestra guerra personal con el alzhéimer. Una lucha sin igual, marcada por la indecisión, la tensión, la sensación de sentirse desprotegidas por las instituciones, también con mucho miedo cuando el final se acercaba, con mucha inseguridad en el día a día, con tristeza continuada, con mucho dolor por un inevitablemente y prematuro duelo. Pero como en toda batalla en la que se sabe que se va a perder a lo que más quieres; y con ello, parte de tu vida, se aprende a apreciar lo realmente importante, lo que es realmente inmortal: el AMOR.

Todos sabemos que el lazo de unión entre el enfermo de alzhéimer y su cuidador es inquebrantable. Somos algo así como el grafeno, el material más fuerte del mundo, incapaz de romperse aunque haya un elefante sobre el. Y es que millones de besos, abrazos, caricias, sonrisas hacen que nuestra lucha diaria sea más llevadera. Tras lidiar con la enfermedad diariamente, te acuestas agotada/o con una cosa en la cabeza: «Me despido de un día duro, pero en mi memoria he ganado muchos pequeños recuerdos (o no tan pequeños) que alimentarán mi corazón en el  paso del tiempo«. No penséis cuidadores, que nuestra etapa cuidando de un enfermo con alzheimer será tiempo perdido en nuestras vidas, porque interiormente estaréis preparados para todo. Cuidadores, seréis como el ave fenix y renaceréis transformados. Así lo hemos vivido nosotras y así os pasará a vosotros que aún seguís cuidando de vuestros familiares enfermos. Porque valoraréis lo realmente importante de la vida: el amor. Y es que si algo nos enseña esta enfermedad es que SOMOS MÁS FUERTES DE LO QUE PENSAMOS y que EL AMOR LO CURA ABSOLUTAMENTE TODO.

Cuando la razón ya no es la fuente de las conversaciones, hay que dar paso al cariño y al amor. Un amor incondicional que surge de una forma única, casi mágica entre enfermo y cuidador. Este aumenta a un nivel casi inimaginable, porque se descubren reservas inagotables dentro de nosotros. Somos una mina virgen de fuerza desconocida. ¿De dónde sacamos todo nuestro coraje? Pues esto es así: La batalla del amor nunca la gana (ni la ganará) el alzheimer. En este caso somos los enfermos y los cuidadores (unidos y fuertes como ese grafeno) los que salimos victoriosos. Y estoy segura que habrá un día que también le ganaremos la batalla neurodegenerativa gracias a la ciencia, y podremos decirle eso de «Sayonara, baby» o mejor dicho, hasta nunca y no me busques más, cruel  y maléfico alzhéimer.

Cuidadores, cuidaos mucho. Si vosotros no estáis bien, no podréis hacer sentir bien a quien amáis y cuidáis actualmente. Cuidaos la salud, física y mental, pues solo así llegaréis «preparados» al final. Un final, por desgracia a día de hoy, en el que inevitablemente vence el alzhéimer.

Hasta que no llega el día en que nos despedimos realmente y definitivamente de la persona tan importante en nuestras vidas, esa persona amada a la que cuidamos durante tantos años, y quizás antes nos cuidó el/ella a nosotros. Esa persona que nos llenaba el corazón y el alma con sus últimos besos, abrazos y sonrisas; esa persona que fue nuestra razón de ser día tras día, no comienza el proceso de duelo. Aunque en el caso del cuidador de alzheimer lleva en duelo todas las últimas etapas de la enfermedad. ¿Entenderán así algunos, de una vez por todas, el porqué esta enfermedad es tan dolorosa?

Todos los que fuimos, somos o seremos cuidadores, debemos saber que esta despedida definitiva tarda en llegar y nuestro dolor aumenta en esa larga espera. Por ello, es importante cuidarse mentalmente también. En AFATE comentan que no sólo la muerte real nos hace sentir la pérdida de una persona, en el caso de las enfermedades neurodegenerativas, también la muerte psíquica. Un progresivo deterioro, la pérdida de capacidades, la ausencia de reconocimiento de familiares e incluso de sí mismo, hacen que el cuidador viva un duelo anticipado ante la “muerte psíquica” de su familiar querido.

Llegado a este punto, el día mundial del alzheimer 2015; pedimos más ayudas institucionales a cuidadores, a centros de mayores y a científicos especializados en esta enfermedad. Sí, MAS AYUDA, porque hay mil formas de ayudarnos a todos. Porque solo así podremos salir victoriosos algún día de esta guerra contra el alzheimer que ya dura tantas décadas, solo así podremos ir ganando batallas. El amor juega a nuestro favor, pero necesitamos ayuda por parte de los correspondientes gobiernos de los diferentes países del mundo para frenar esta lacra.

Este año, otra vez más, pediomos a los gobiernos que luchen conjuntamente por dar una VIDA DIGNA a todos los enfermos de alzhéimer durante toda esta cruel enfermedad, y que no se olviden de sus cuidadores, sus víctimas secundarias. Nadie está exento de padecer en el futuro esta enfermedad de forma directa o indirecta… ¿Nos concienciamos de la importancia de cuidar a nuestros mayores?

 

Carta a Lola #alzheimer

Carta escrita por dos nietas cuidoras pocos meses después de haber fallecido su abuela enferma como prueba de que la enfermedad no gana la batalla del  amor.
La palabra Alz empleada representa a la enfermedad de Alzheimer. Titi era como cariñosamente llamábamos a la Lola de este proyecto.

» Querida Lola,

Hoy salió el sol después de muchas jornadas con lluvia y frío. Aprovechando esa estupenda sensación de calma, salí temprano hacia el centro de la ciudad, tal como tu hacías cuando trabajabas… Por el camino, vi como nuestras margaritas volvían a florecer, esas que tanto nos gustaban ver en nuestros paseos diarios de primavera y verano. Hasta hace pocos meses, cuando te decía -Titi*, no seas vaga. Vamos a ver las margaritas y a escuchar a los pajaritos! , te invadía una energía que descolocaba por completo hasta al mismísimo Alz*.

Mi Lola, pequeñita… hoy hace seis meses que te fuiste. ¡Cómo pasa el tiempo! Cuánto te echamos de menos, angel mío.

A todos nos sigue dando paz y fuerza pensar en ti, solo así conseguimos tener la esperanza suficiente para luchar en este mundo que ahora nos toca vivir sin ti. No quiero hablar de ese malvado Alz* que te acompañó esos últimos años de vida, me niego a darle más protagonismo en esta carta, ya tuvo bastante en su momento, verdad mi amor?

Siempre pedías a Dios que te llevase antes de padecer alzhéimer, y nos enfadábamos contigo: – No digas eso, que me enfado! porque con nosotras nunca te va a pasar nada malo. Gracias que Dios nos hizo caso a nosotras y nos dejó cuidarte. Créeme que damos gracias por ello, por haberte tenido todo este tiempo para despedirnos y para demostrar al mundo entero el amor infinito que nos tuvimos y no tendremos por siempre. Lo mejor de cuidarte todos estos años es que nos hizo mejor personas y nos mostró la fuerza interior que no sabíamos que poseíamos (incluída tú, angelito); así que no te agobies cuando pienses en ello desde el cielo… Lo mejor de nosotras, tus niñas, afloró gracias a ti. Contigo vivimos los mejores momentos de risas y locuras entre nietas y abuela, nuestra segunda madre. Contigo todo era amor y sonrisas, un apoyo incondicional que rozaba la mútua adoración¡

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¡Qué grande eras! ¡Qué ganas de vivir irradiabas a quienes te querían! Te fuiste, demostrándole a Alz* que jamás podrá ganarte la batalla del amor, los últimos días fuiste capaz de llamarme por mi nombre, cuando hacía años que no eras capaz. Fuiste capaz de preguntar por tus hermanos fallecidos…cosa que nos dejó perplejas. Fuiste capaz de guiñarnos y abrirnos pícaramente tus verdes ojos cuando apenas tenías fuerza para levantarte tras meses de extrema seriedad. Te acordaste tu última semana de reír y quisiste decirnos tantas cosas que se te trababa la lengua…bueno, ya sabemos que era Alz* que ya empezaba a molestarse por tanto exceso, verdad? Siempre nos preguntamos qué era lo que nos querrías decir… Ahora, que el tiempo ha pasado, pensamos que quizás te estabas estabas despidiendo de todos. Te fuiste el día que quisiste irte, de eso no nos cabe la menor duda… tu ya sabes porque lo decimos, angelito, ya sabes que tu mamá te estaba esperando.

Bueno, pequeñita, que debíamos esta carta pública para un proyecto creado por ti: Lola Alzheimer. Sabemos que te sentirías orgullosa de que continuemos trabajando en desestigmatizar un poco más esta enfermedad. Hasta hoy no hemos sido capaces de hacerlo… sabes que aún todo está reciente y te echamos taaaaanto de menos! Oye, ¡cuídanos desde el cielo, dulce angelito! , cógenos de la mano para no tener miedo, porque a veces lo tenemos.

Y ahora, nuestro grito:

¡Una para todas, todas para una!

Tus niñas que te quieren.»

Esta carta fue escrita el 4 de marzo de 2015 por una de las cuidadoras de «Lola», la persona que nos impulsó a hacer realidad este proyecto. Nuestro vínculo con ella era más que una madre, una abuela, una amiga, una hermana,… ella lo era todo para nosotras, y aún lo sigue siendo. Ahora es nuestro ángel.

O #alzhéimer

O alzhéimer

Aportación infantil de Pablo Díaz, 10 años. 

 

El poema inicial de Pablo está escrita en lengua gallega, mostramos la traducción al español.

POEMA TRADUCIDO:

 El alzhéimer no es recordado

ni tampoco deseado.

Ya que hace olvidar

lo que viste y lo que ves…

Por eso nadie la quiere tener,

para no olvidar

lo que se vio y lo que se ve…

Los que lo tienen, todo lo olvidan

y las cosas se les desaparecen

porque las guardan sin saber.

¡Pobre del que lo sufra!

Porque no podría recordar

ni de cómo comer

ni de cómo hablar.

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POEMA ORIXINAL:

O alzhéimer non é lembrado

nin tampouco desexado.

Xa que fai esquecer

o que viches e o que ves…

Por iso ninguén a quere ter,

para non esquecer

o que se viu e o que se ve…

Os que o teñen, todo o esquecen

e as cousas desaparécenselles

porque as gardan sen saber.

Pobre do que o padeza!

Porque non podería lembrar

nin de como comer

nin de como falar.

Nuestro agradecimiento especial a Isabel Gey Pérez, presidenta de AGADEA, por ser nuestro puente para llegar a los niños de esta exposición creativa infantil online. A Mariclina, Karen, Ainoa, Guadalupe, Simplicio, Adriana, María, Pablo M., Iván, Manuel, Cristina, Laura, Marcel, Alicia, Alba y Pablo D. Niños del CEIP Agro de Muiño (Ames).

Ayudando a mi abuelo con #alzhéimer

Ayudando a mi abuelo con alzhéimer

Aportación infantil de Manuel Maragoto, 10 años.

 

Cuando me enteré que mi abuelo tenía alzhéimer me puse muy triste porque cada día sabe menos…

Pescábamos cangrejos y robalizas, también íbamos a los coches…¡Lo pasábamos tan bien!

Me compraba lo que quisiera cuando le acompañaba a la panadería o al kiosko a comprar el periódico. Después le acompañaba al bar a tomar un café…Pero ahora, no puede hacer esas cosas.

Yo le ayudo para que no olvide! Haciendo puzzles, diciéndole como se llaman las cosas, los números, las letras y así poco a poco vuelve a recordar más cosas.

También le ayudo a vestirse, a sentarse, a andar y a comer; para que pueda hacer las cosas más fácilmente.

Juego al dominó y a la baraja con él para que desarrolle la mente!

Le llevo de paseo para que le dé el aire y le sienta muy bien. A veces le llevo al bar para que tome su café, normalmente no lo quiere…pero hay días que sí.

Le encantan los dulces, muchas veces solo come el postre.

Cada día parece que aprende más! Y va recordando más cosas…

Nuestro agradecimiento especial a Isabel Gey Pérez, presidenta de AGADEA, por ser nuestro puente para llegar a los niños de esta exposición creativa infantil online. A Mariclina, Karen, Ainoa, Guadalupe, Simplicio, Adriana, María, Pablo M., Iván, Manuel, Cristina, Laura, Marcel, Alicia, Alba y Pablo D. Niños del CEIP Agro de Muiño (Ames).

Los espejos y el alzhéimer

Fuente: http://leelo.co/ , aunque lo hemos adaptado por completo a nuestra experiencia personal. Fotografía de la Serie Reflections, del fotógrafo Tom Hussey.

Vamos a narrar algo que es preocupante a mediados de la etapa de Alzheimer y que es totalmente frustrante para el cuidador (no entiende lo que le puede estar pasando a su familiar) y es aterrador (aunque no siempre) para la persona con Alzheimer. A menudo, el paciente o un ser querido parece enfadarse sin motivo, reírse desconsoladamente o incluso ponerse histérico con el cuidador, pero siempre hay una razón; en muchos casos, el culpable es el espejo.

Lola se reía, como nunca antes la habíamos visto, frente a los espejos de toda la casa. Sus risas eran sanas, abiertas y contagiosas…y ¿cómo no iba a ser así? Si en su reflejo veía a su mamá! Lola nos decía que en frente tenía a su adorable e insustituible madre que siempre le contaba muchas cosas. En este caso, el espejo generó en ella alegría y muy buen humor. Su sonrisa era una constante…

Para explicar completamente cómo un espejo puede afectar a un paciente de alzheimer vamos a exponerlo con una pregunta muy concreta: ¿qué sucede cuando una mujer de 85 años (que ya no recuerda que tiene esa edad) mira en el espejo y ve una imagen de una mujer que no es la joven de 2o años que se cree que tiene? Ella está mirando bien a un/a desconocido/a y siente miedo, o bien le puede resultar familiar esa persona si los parecidos físicos son considerables, como fue en nuestro caso, y se siente protegido o al menos no siente desasosiego…. A veces, los enfermos de Alzheimer pueden hacer amistad con la persona en el espejo.

– ¿Quién es esa vieja? , pregunta Lola.

– Es una abuelita, pero es muy buena. ¿no le ves la cara de buena que tiene?, le respondemos

– Sí, eso sí . Responde Lola mientras alarga su brazo para poder darle la mano a «su» imagen del espejo

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Algunas veces, es posible descubrir alimentos u otros objetos en los lugares más insólitos, ya que están guardando cosas para compartir con «su amigo» del espejo. El espejo podría desempeñar un papel importante en el rechazo de un ser querido a la ducha. Después de todo, ¿quién quiere desnudarse delante de un desconocido?

Si para algunos de vosotros el espejo es un problema serio para vuestros seres queridos con alzhéimer, os aconsejamos limitar o eliminar el acceso de estos a los espejos.

Enfermos de Alzheimer propensos a complicaciones por infecciones

Fuente: Staff Sexenio  y El País

Investigaciones señalan que esto se debe al deterioro del organismo que provoca falta de deglución, incontinencia y pérdida de peso.

El Alzheimer es una  enfermedad crónico-degenerativa, debido a que el estado de salud del paciente se va debilitando. Estudios señalan que el Alzheimer consiste en un deterioro irreversible de las funciones cognitivas como consecuencia del fallo en una serie de sistemas de limpieza del cerebro que provoca que se acumulen dos tipos de proteínas, las beta-amiloides fuera de las neuronas y las tau, dentro de estas, según información publicada por el diario El País.

El jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de Madrid, Pedro Gil Gregorio, sugiere que el 75% de los que padecen esta enfermedad,  fallecen debido a infecciones, y esto se debe a que su cuerpo se desgasta y se va degenerando las funciones del cuerpo propiamente.

“Hay que distinguir entre la causa inmediata, la neumonía, y la subyacente, que es el alzhéimer que figura en las estadísticas. Otro factor clave es la desnutrición de los afectados. Y luego, todas las otras enfermedades propias de personas mayores. Que tenga alzhéimer no le exime de tener un cáncer o un infarto”, indicó Pedro Gil.

Las principales causas de infección se originan en las vías respiratorias y urinarias. Ya que olvidan las funciones que realiza normalmente su organismo, como es el caso de deglutir, por lo que parte de lo que comen acabe en los pulmones e incontinencia.

Otro de los factores que hacen que las personas fallezcan o se  contagien con facilidad, es la pérdida de peso a pesar de que se alimenten sanamente. La causa podría estar relacionada a que la región temporal del cerebro se atrofia, y eso les produce algún tipo de estrés. Por lo que, consumen más energía y por lo tanto, pierdan peso.

A pesar de presentar deterioros en la mayor parte de sus actividades físicas, una que se mantiene resistente, es la parte emocional, pues aunque no reconozcan a sus familias les provoca cierto bienestar y estabilidad verlos.

¿Por qué no le llaman al alzheimer por su nombre?

¿Por qué no le llaman al alzheimer por su nombre?

Es muy frecuente utilizar eufemismos para hablar de ciertas enfermedades y el alzheimer tampoco se queda atrás. Estos días, a causa de la muerte de Adolfo Suarez, algunos medios de comunicación utilizaban los términos «enfermedad neurodegenerativa», y es extraño que no se hablase de alzheimer cuando la propia familia siempre habló claramente de cuál era la enfermedad que sufría su padre.

‘No se muere de Alzheimer, sino con Alzheimer’ ¿Qué le habría dicho a Suárez? Nada. Probablemente le habría acariciado la mano. Eso le aprovecha mucho más al enfermo.

Fragmento entrevista a Pedro Simón,autor de «Memorias del Alzheimer».

Los medios de comunicación siguen demostrando desinterés (o ignorancia) ante el alzheimer; por ejemplo, ningún periodista hizo ni una pregunta médica a los profesionales que trataron al expresidente Suarez, solo les interesó saber a qué hora sacarían el cuerpo de la clínica y a dónde, demostrando, una vez más, la falta de interés que hay por conocer el alzheimer; a pesar que afectó, afecta y afectará a grandes figuras conocidas de nuestro país. Los periodistas tuvieron la oportunidad de preguntar sobre los cuidados paliativos o sobre la evolución en las últimas semanas, días …y no lo hicieron. Eso, parece ser que no interesaba…

«Hablar de la vejez hoy en día es hablar del alzheimer» (Pedro Simón)

Por favor, aquellos que convivimos con el alzheimer, pedimos a los periodistas y medios de comunicación que pierdan el miedo de pronunciar la palabra alzheimer porque ese será el primer paso para ayudarnos a dar a conocer ampliamente la enfermedad entre una multitud de ciudadanos que aún piensan que «olvidarse y despistarse» es algo que tiene que ver con «esa desconocida enfermedad que nada tiene que ver con ellos»…

Ojalá utilizasen la palabra alzheimer en las redacciones, y no como hemos oído y leído en los últimos días: demente perdido/a, sufre pequeños brotes neurológicos, una enfermedad neurodegenerativa (sin más) , está perdido/a, está ido/a,…

El alzheimer es un tipo de demencia, que a su vez es una enfermedad neurodegenerativa. Sí, claro! Pero si centramos el tipo de demencia; será más fácil avanzar en la desestigmatización social de este tipo concreto de enfermedad, que cada día afecta a tantos millones de personas en el mundo.

Los personajes famosos ayudan sin duda a dar a conocer la enfermedad y a avanzar en la búsqueda de una «idílica» solución, Pasqual Maragall por ejemplo ha hecho y hace mucho por el alzheimer! ¿por qué los medios de comunicación no aprenden de esta gente? Ya va siendo hora de que lo hagan y renueven urgentemente sus «normas de estilo» sobre ciertas enfermedades y dependencias. El Alzheimer debe ser una Cuestión de Estado, entre otras cosas para poder «educar» a la sociedad en la cruda realidad de esta enfermedad, y para poder exigir entre muchas más cosas, un periodismo más social y menos sensacionalista.

Entrada Relacionada: Cuando los Medios patinan sobre el Alzheimer.

Relato Infantil sobre #alzheimer (2ªParte)

El secreto de la cajita de Lola

Relato Infantil sobre la enfermedad de Alzheimer (Segunda Parte)

 

¿Aún no has leído la Primera parte de este relato infantil sobre el alzhéimer? Pues antes, lee esto.

Mi abuelita siempre le decía a mi mamá que sus ojos eran del color del cielo de la maravillosa primavera de Egipto. Y es que la lala viajó mucho. ¡Dió la vuelta al mundo!

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Pero desde hace unos años sus ojos se volvieron grises y se apagaron…porque el malvado Alz decidió okupar nuestra casa y alojarse en la cabecita de mi abuelita. Se convirtió en olvidadiza, miedosa, gruñona y lloronica. Últimamente duerme muy poco de noche, grita y se levanta, dando vueltas por toda la casa… Cuando llega el día, se pasa horas y horas durmiendo. Algunas veces me asusta…

¡Esto es muy raro! ¡Ella nunca fue así!

Lala dejaste de hacerme la tarta de chocolate con nueces que tanto me gusta, dejaste de contarme cuentos de tus viajes con las que tanto nos reíamos, dejaste de comprarme gominolas de colores y caramelos de cola, dejaste de irme a recoger a la escuela. Lala, ¿ya no me quieres? Estoy triste y enfadado con ella.

Mi mamá me dijo que no me lo tomase tan mal, que lo único que le pasaba a la abuelita es que estaba muy enfermita.

– Pero mamá! Yo no veo que Lala tenga fiebre ni tos, ni dice que le duele nada. ¡La abuela ya no me quiere, mamá!¡No me quiere!
– Cariño, esta enfermedad que tiene la abuela hace se olvide de nuestros nombres y también que le cueste hablar. Y Lolo… también hace que meta el azúcar en la nevera o esconda docenas de servilletas con patatas en los bolsillos de su chaqueta.
– Pero entonces, ¿la abuela está loca?
– No mi amor, no. La abuela tiene una enfermedad que se llama alzhéimer. Esta enfermedad hace que poco a poco la abuelita vaya perdiendo la memoria.
– Pero mamá, ¿qué es eso de la memoria?
– La memoria es algo que está en nuestras cabezas, concretamente en el cerebro que es donde se guardan todos nuestros recuerdos. Los recuerdos son pequeños saquitos que se llaman neuronas, y estos saquitos son los que se le están estropeando a la abuelita, por eso poco a poco se le van eliminando los recuerdos. A partir de ahora, la abuela va a necesitar mucha ayuda y ya no va a poder salir sola de casa como lo hacía antes…

amor

 CONTINUAR EL RELATO …

Hay muchas formas de explicar el alzheimer a los niños. Esta es una de ellas.

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La #educación es la clave de un futuro comprometido con el #alzheimer

La educación en la infancia es la clave de un futuro comprometido con el #alzheimer

¿Y si luchamos para que el alzheimer deje de verse como algo oscuro, lejano y terrorífico entre los niños? La meta de nuestro proyecto («La Cajita de Música de Lola» y «Lola&Alz») es ayudar a quiénes viven con personas enfermas de alzheimer y niños. Estos últimos son un estímulo de amor para los enfermos de Alzheimer. Si se consigue que los más pequeños de la casa comprendan lo que les pasa a sus abuelos o a sus vecinos mayores, se contribuye a que en el futuro se comprometan directamente con la enfermedad. ¿Os imagináis una sociedad del futuro 100% concienciada con los mayores, la dependencia y el alzhéimer?

Preparar al niño para que siga
el camino de la verdad, cuando
llegue a la edad de comprenderla;
y al de la bondad, cuando pueda
reconocerla y amarla.
Rousseau

No olvidemos que los niños deben estar en contacto con los enfermos, no los apartéis de su lado, no ocultéis la enfermedad como muchas veces se ha hecho y se sigue haciendo en muchas familias de todo el mundo.

Incluir a los niños en la realidad que se está viviendo en el seno familiar es la clave para que los cuidadores principales, los enfermos y los menores interactúen positivamente cada día, con un crecimiento fructífero para todos.

A continuación os dejamos el aporte de Adriana sobre el alzheimer que sufre su abuelo. ¿se puede ser más claro sobre el amor que siente? ¿A qué estas palabras son cercanas para muchos cuidadores en algún momento de la enfermedad? De los niños podemos aprender mucho… 

Próximamente más… 🙂

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Nuestro agradecimiento especial a Isabel Gey Pérez, presidenta de AGADEA, por ser nuestro puente para llegar a estos niños que nos han dejado su personal visión del alzheimer. Todos ellos pertenecen al CEIP Agro de Muiño (Ames, A Coruña). 

Relato Infantil sobre #alzheimer (1ªParte)

El secreto de la cajita de Lola

Relato Infantil sobre la enfermedad de Alzheimer (Primera Parte)

Lolo

Mi nombre es Lolo. Me llaman así por mi abuela Lola. Es una tradición familiar eso de llamarnos siempre Manolitos y Manolitas… Tengo cinco años y soy muy muy alto. Mi mamá siempre me dice que tengo que comer todas las judías con jamón y las lentejas, que sólo así podré jugar al baloncesto como Pau Gasol porque tienen muchas vitaminas e hierro, ¿será verdad? Yo no siempre le hago caso, como el jamón y el chorizo, pero es que últimamente lo como todo, porque mi mamá muchas veces me lo dice casi llorando… Mamá está triste.

Ada

Mi mamá se llama Ada. Cuando mi lala tenía su edad, era igualita a mamá. Yo creo que me voy a parecer a ellas. No me importa. Son muy guapas!

Lola

Mi abuelita Lola está gordita. Le roba las patatas fritas a mi mamá cuando está cocinando. Mi mamá le dice:

– Maaaamá! Que te he visto!

Se las mete en los bolsillos o en las servilletas de papel. Cuando está mi papá, la lala no se atreve. Se queda mirando para ellas hasta que mi padre le acerca el pequeño plato rebosante de patatas fritas recién hechas.

– Doña María Manuela de los Dolores, tómelas usted con moderación que estoy supervisando a las señoras patatas!

– Si, seguro…anda vete, vete! ¿y éste quién es niña?

En el momento que tiene un plato de patatas en frente, mi abuela es realmente feliz. Se le ilumina la cara, sonríe enormemente!

Mi padre se ríe mucho porque las patatas consiguen activar su estado de ánimo y su «ingenio», aunque nunca se acuerde de él…

Teo

A la abuelita también le gustan las galletas, las rosquillas, el chocolate, los helados, los pasteles…¡Es muy golosa!

LOLA ESCONDIENDO CHOCOLATE

 CONTINUAR EL RELATO

Hay muchas formas de explicar el alzheimer a los niños. Esta es una de ellas.

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