Estos puntos se basan en los programas institucionales para “cuidar al cuidador” de Dippel y Hutton, 2002; Schulz, 2000; Pascual, 1999; Mittelman y cols, 1995 y Williamson y Schulz, 1993.
El objetivo de estos puntos es que la calidad de vida del cuidador no se deteriore en demasía según el modelo integral bio-psico-social (Engel, 1977). Engel propone un modelo que se apoya en la concepción de que en todos los estadios del proceso salud-enfermedad coexisten factores biológicos, psicológicos y sociales implicados. Tanto en lo que respecta a un estadio de salud como en los diferentes niveles de enfermedad. Este modelo ya no piensa a la persona dividida, como una mente que gobierna una máquina, el cuerpo; sino que la comprende de un modo holístico como la integración de sistemas y subsistemas siempre interrelacionados en un proceso dinámico y transaccional:
eterminantes biológicos de las enfermedades.
Para el modelo biopsicosocial ya no es el cuerpo el que enferma, es el ser humano en su totalidad: una unidad biopsicosocial.
- El primer paso de todo programa de ayuda consiste en que el cuidador del paciente de Alzheimer reconozca que necesita ayuda, y que ello no le distraerá de su labor de cuidar sino que le hará más eficaz. Disimular lo que le puede estar ocurriendo a sí mismo no mejorará la situación personal.
- Aceptar que estas reacciones de agotamiento son frecuentes e incluso y previsibles en un cuidador. Son reacciones normales ante una situación “límite”, pero que necesitan apoyo.
- No olvidarse de sí mismo, poniéndose siempre en segundo lugar. El “autosacrificio total” no tiene sentido.
- Pedir ayuda personal al detectar estos signos, no ocultarlos por miedo a asumir que “se está al límite de sus fuerzas” ni tampoco por culpa de no ser un super-cuidador.
- No temer acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) y a grupos de auto-ayuda (GAMA) de asociaciones de afectados por la enfermedad de Alzheimer que resultan ser muy eficaces.
- Aprender técnicas de relajación psicofísica, visualización distractiva, Yoga, etc.
- Solicitar información y formación adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad (evolución futura, previsión de complicaciones, medicación) y conocimientos prácticos para enfrentar los problemas derivados tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente, etc. Todo ello incrementa el sentimiento de control y de eficacia personal.
- Marcarse objetivos reales, a corto plazo y factibles en las tareas del cuidar. No mantener expectativas irreales (“El enfermo no va a empeorar mas de lo que está”), ni tampoco ideas omnipotentes sobre uno (“Voy a solucionar todos los problemas yo sólo”).
- Ser capaz de delegar tareas en otros familiares o personal contratado (sanitario o del hogar). No creerse imprescindible.
- Mantenerse automotivado a largo plazo, auto reforzarse en los éxitos, felicitándose a sí mismo por todo lo bueno que va haciendo.
- No fijarse sólo en las deficiencias y fallos que se tengan.
- Cuidar especialmente los propios descansos y la propia alimentación: parar 10 minutos cada dos horas, dormir las horas suficientes y mantener una dieta adecuada.
- Tomarse también cada día una hora para realizar los asuntos propios. Asimismo permitirse un merecido descanso diario o semanal, fuera del contacto directo con el enfermo.
- Si se puede, realizar ejercicio físico todos los días, ya que elimina toxinas corporales y despeja la mente.
- Evitar el aislamiento: obligarse a mantener el contacto con amigos y otros familiares. Salir de la casa con otras personas, no quedarse “enclaustrado”. Los vínculos afectivos cálidos amortiguan el estrés.
- Saber poner límite a las demandas excesivas del paciente; hay que saber decir NO, sin sentirse culpable por ello.
- Expresar abiertamente a otros las frustraciones, temores o propios resentimientos, es un escape emocional siempre beneficioso.
- Planificar las actividades de la semana y del día. Establecer prioridades de tareas, diferenciando lo urgente de lo importante. Decidir qué cosas no va a poder realizarlas con bastante probabilidad. La falta de tiempo es una de las primeras causas de agobio.
- Promocionar la independencia del paciente. No debe realizar el cuidador lo que el enfermo pueda hacer por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.
- Usar Centros de día, Residencias de respiro temporal, o Personal contratado de asistencia domiciliaria.
Fuentes: psicologia-online, familiares del alzheimer y cuidado alzheimer
POR SER EL BASTÓN
Por ser el bastón
donde puedo apoyarme,
gracias de corazón
por quitar mi hambre.
Por quitar el llanto
de toda mi nostalgia,
y ser mi gran bálsamo
con toda tu fragancia.
Por ser la gran estrella
que me da su alegría,
por ser mi gran doncella
y darme tu fantasía.
Gracias por tu bondad
y dedicar tu tiempo,
lleno de generosidad
evitando mi sufrimiento.
¡Aunque yo no te llame!
vienes a mi encuentro,
me dices que me quieres
aunque yo no lo recuerdo.
Tú me coges las manos
yo te miro en silencio,
y sé que tus cuidados
son mi gran privilegio.
CON CARIÑO A CUIDADORES DE ALZHEIMER
ANTONIA NAVARRETRE LEBRATO MARZO 2012.
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Hermoso y muy inspirador escrito. La señora Navarretre Lebrato posee gran percepción y sensibilidad sobre los sentimientos que habitan en el corazón humano. Tanto de nosotros los cuidadores como de estos pacientes que tanto sufren, como solía decir mi ex esposo “ojitos que ven, oídos que oyen, corazones que sienten, per… cruelmente presos, atrapados en un cuerpo que ya no les responde, no les obedece más? Dolorosamente cierto.
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SEÑOR POR FAVOR DESPIERTA
Señor si estás durmiendo,
por favor despierta,
mi corazón está sufriendo
y necesito tu respuesta.
Necesito el calor de tu aliento,
que abras corriendo la puerta,
y me digas ¿por qué el hombre
lleva tanta pena acuesta?
¿Por qué,
no encuentra descanso?
¿por qué vive con alertas?
de alegrías está escaso,
y de miedos llena su cesta?
¿Quién es el responsable
de su vida tan incierta?
¿será que no fue amable
y dejó la ventana abierta?
¿O es que no es culpable
del sol que lo alimenta,
ni de la nube insaciable
que lo moja por su cuenta?
¡Señor si estás durmiendo!
sueña, que pasó la tormenta,
y me dejó sonriendo
con la alegría inmensa.
MI ABRAZO A LOS QUE SUFREN.
ANTONIA NAVARRETE LEBRATO DICIEMBRE 2011.
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